La educación en España y su relación con el mundo

La educación, para bien o para mal, no deja de ser un reflejo de la sociedad en la que (y para la que) se enmarca. Es imposible concebir una educación que no siga, o intente seguir, los ideales de sus protagonistas. Es por eso que pretender una educación global y única en un mundo lleno de particulares es, simplemente, una tontería. . 
Ahora bien, ¿qué dice cada educación de cada país? y, aún más relevante para nosotros, ¿qué dice el sistema educativo y las tendencias educativas más fuertes en España de nuestro país? 

Disclamer: A partir de ahora vamos a encontrar una serie de generalidades que, aunque por lo general detesto, hacen más fácil un análisis general de los sistemas y estilos educativos en función del país. 

Empecemos por los países asiáticos. Si pensamos en un colegio en China, Japón o Corea, las primeras palabras que nos vienen a la cabeza son: igualdad, rigidez y constricción. Clases iguales llenas de alumnos uniformados hasta el extremo que actúan con coordinación militar desde edades muy tempranas. Sabemos que su educación es exigente y estricta y que los resultados de esta son, en la casi totalidad de sus casos, determinantes para el futuro. Y ¿qué nos dice esto de su sociedad? Sabemos que se trata de una sociedad marcada por la norma social. Ningún comportamiento debe salirse de esta guía conocida por todos y no dicha por nadie. Se trata de una sociedad colectivizada que prioriza a la sociedad y a la familia frente al individuo particular, esto les lleva a ser eficientes y altamente competentes en su trabajo, pero ¿les lleva a ser felices? Pues, aunque no es justo que juzguemos su forma de vida desde las sociedades occidentales, podemos suponer, por el alto índice de suicidios que, quizás, no sea la felicidad su mayor logro. 

Viajemos ahora a otro punto de nuestro planeta, conocido por su sistema educativo: Finlandia. Solo con echar un vistazo a un aula de Helsinki podemos intuir las diferencias que tiene este sistema con el coreano, el chino o el japonés. Sus clases son abiertas y móviles. Los alumnos exudan creatividad y personalidad, son seres únicos con gustos particulares que no tienen miedo a expresar y, desde el colegio, esta individualidad no solo no se coarta si no que se fomenta, permitiendo a cada alumno que explore sus intereses. Existen normas, claro, pero estas van flexibilizándose a medida que los alumnos crecen y son capaces de autogestionarse. Y bien, ¿cómo es esta sociedad? Pues, aunque pueda sorprendernos, tiene puntos en común con las sociedades asiáticas: quieren a su país y cuidan de él, es raro ver actitudes que se salgan de las normas de educación básicas. Sin embargo, frente a la sociedad asiática, totalmente colectivizada, nos encontramos a una sociedad individualista que prioriza al individuo con sus diferencias, de lo cual se sienten orgullosos. Pero, ¿esto les hace felices? Pues, según el World Hapiness Report, sí. De hecho, tanto Finlandia como sus vecinos del norte, cuyo sistema educativo tiene grandes semejanzas, se tratan de los países más felices del mundo. 

Ahora bien, hablemos de España. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que España, pese a ser un país pequeño, es diverso; muy diverso. Al igual que el resto de países solo que aquí conocemos mejor esa diversidad y podemos permitirnos hablar sin ser tan generalistas. Cosas del etnocentrismo. Y esta diversidad se traduce también en las tendencias educativas, como vemos en el refranero popular: "Cada maestrillo, tiene su librillo". A nivel legislativo, nos encontramos con una educación que busca ser práctica, no demasiado rígida en cuanto a contenidos y objetivos (de hecho, a nivel legislativo se enumeran de manera muy generalista, permitiendo que cada comunidad los adapte de la manera que mejor considere) y con una gran preocupación (al menos a nivel teórico) por la felicidad y las condiciones del alumno. Son las comunidades en primer lugar, los colegios en segundo y, finalmente, los docentes en último lugar quienes deciden como se imparten estos contenidos, encontrándonos todo tipo de tendencias educativas; desde colegios tradicionales con clases magistrales hasta centros en los que los alumnos no se dividen por su edad si no por sus intereses, conocimiento en según que materias o procesos madurativos (aunque no podemos pasar por alto que, por las altas necesidades tanto de recursos humanos como materiales, estos centros son, en su practica totalidad, privados). ¿Esto a que nos lleva? A niveles académicos muy diversos en función, ya no solo de la comunidad, si no de la ciudad, los barrios y los centros. Y, por tanto, y siguiendo con nuestra pequeña adivinanza, ¿qué dice eso de nuestro país? Pues, como ya anunciábamos al principio de este análisis, refleja la diversidad de nuestra sociedad; se trata de una sociedad en donde cada individuo prácticamente tiene sus propias prioridades e intereses y en la que es difícil encontrar puntos comunes que nos definan sin infra ni sobrevalorarnos. 
Y, por lo general, ¿somos felices? Yo creo que sí o, al menos, lo intentamos. 

Comentarios

  1. Es increíble como sigues la misma estética en todas las entradas ¡ incluso en las imágenes que usas! Estás en mi top 5 ;)

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